Tomo IV

Autor: Tirso de Molina

Obras incluidas

Segunda parte de las comedias:
La Reina de los Reyes
Amor y celos hacen discretos
Quien habló pagó
Siempre ayuda la verdad
Los amantes de Teruel
Por el sótano y el torno
Cautela contra cautela
La mujer por fuerza
El condenado por desconfiado
Próspera fortuna de don Álvaro de Luna y adversa de Ruy López Dávalos
Esto sí que es negociar
Adversa fortuna de don Álvaro de Luna

50,00

Obras incluidas

Segunda parte de las comedias:
La Reina de los Reyes
Amor y celos hacen discretos
Quien habló pagó
Siempre ayuda la verdad
Los amantes de Teruel
Por el sótano y el torno
Cautela contra cautela
La mujer por fuerza
El condenado por desconfiado
Próspera fortuna de don Álvaro de Luna y adversa de Ruy López Dávalos
Esto sí que es negociar
Adversa fortuna de don Álvaro de Luna
Sinopsis
El presente volumen refleja el problema de la controvertida autoría de las comedias tirsistas. La transmisión de las obras de Gabriel Téllez es un verdadero laberinto: él mismo afirma, en las palabras preliminares del presente volumen, que ocho de las doce comedias no son suyas, pero tras ellas podría haber unos originales perdidos de su propiedad. Que hay rasgos tirsistas en la totalidad de las doce comedias es un dato frecuentado por la crítica, pero algunas, como Los amantes de Teruel, rechazan la paternidad de Tirso en opinión de la preparadora. El condenado por  desconfiado es, probablemente, el mejor drama teológico de todo el barroco, junto con alguna excepción de Calderón. Su autoría no entra en tanta discusión porque sólo Tirso, entre los dramaturgos coetáneos, tenía la formación teológica necesaria. Frente a la disputa teológica, en torno a la concepción de la predestinación y el libre albedrío, que ocupó las mentes coetáneas, Tirso se limitó a darle a su público un mensaje claro donde se manifestase, por encima de todo, la misericordia divina.
Sobre el autor
Hasta que comienza su noviciado en la Orden de la Merced, los datos biográficos de sus primeros años son conjeturas. Nació en Madrid, pero vivió mucho tiempo en Toledo, donde se ordenó sacerdote y estudió Artes y Teología. Completó su formación en distintas universidades españolas: en la de Alcalá de Henares terminó los estudios habiendo alcanzado una profunda cultura religiosa, que quedará patente en sus obras. Entre 1606 y 1610, junto al fraile mercedario Gabriel Téllez, su verdadero nombre, surge el dramaturgo Tirso de Molina. Su irresistible vocación literaria discurrirá paralelamente a su profesión religiosa. Mantuvo asiduo contacto con la vida literaria de Toledo y de Madrid, donde dominaba el teatro de Lope, a quien don Tirso admira como a un maestro con el que comparte triunfos teatrales en los corrales de comedias más conocidos del momento: el corral de la Cruz y el del Príncipe. El Madrid de su infancia y adolescencia es un escenario reiterado en sus comedias y es donde escribe y estrena gran parte de ellas. Su popularidad obedece al tono jocoso de sus obras y a las referencias profanas que llegaron a costarle la prohibición de escribir y un breve destierro. Dos de sus dramas más conocidos son El burlador de Sevilla, de autoría atribuida y El condenado por desconfiado.
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