Tomo IV (Teatro)

,

Autor: Ramón del Valle-Inclán

Obras incluidas

Tomo IV (Teatro)

Cenizas. Drama en tres actos

El Marqués de Bradomín: Coloquios románticos

El Yermo de las Almas: Episodios de la vida íntima

Cara de Plata. Comedia bárbara

Águila de Blasón: Comedia bárbara dividida en cinco jornadas

Romance de Lobos: Comedia bárbara dividida en tres jornadas

Cuento de Abril: Escenas rimadas en una manera extravagante

Voces de Gesta. Tragedia pastoril

La Marquesa Rosalinda. Farsa sentimental y grotesca

El Embrujado. Tragedia de tierras de Salnés

La Cabeza del Dragón. Farsa

50,00


Obras incluidas

Tomo IV (Teatro)

Cenizas. Drama en tres actos

El Marqués de Bradomín: Coloquios románticos

El Yermo de las Almas: Episodios de la vida íntima

Cara de Plata. Comedia bárbara

Águila de Blasón: Comedia bárbara dividida en cinco jornadas

Romance de Lobos: Comedia bárbara dividida en tres jornadas

Cuento de Abril: Escenas rimadas en una manera extravagante

Voces de Gesta. Tragedia pastoril

La Marquesa Rosalinda. Farsa sentimental y grotesca

El Embrujado. Tragedia de tierras de Salnés

La Cabeza del Dragón. Farsa

Sinopsis

Abordamos estos dos últimos tomos dedicados a la producción teatral y poética de Valle-Inclán dentro del marco de sus Obras completas. Veintidós piezas editadas entre 1899 y 1930 que nos ayudan a ver el difícil camino de renovación teatral llevado a cabo por el autor gallego.

Si a don Ramón se le ha negado con frecuencia su condición de dramaturgo, también se le ha reivindicado como unos de los autores dramáticos más importantes del siglo XX. Del fecundo y rupturista periodo que inicia con la escritura de las dos primeras Comedias bárbaras y culmina con Divinas palabras (1919), a los cuatro esperpentos que edita con posterioridad donde alcanza su plenitud como dramaturgo. Al igual que en la prosa, veremos cómo Valle traslada sus obras a un terreno nuevo, desdeña los límites y juega con los conceptos genéricos y las formas. Sus textos, pues, son literatura dramática que como nos señala Santos Zas en su prolijo prólogo: “debía ser leído y quería ser representado”.

En este volumen se reúnen obras en prosa y en verso que abarcan los quince primeros años de su labor como dramaturgo y concluyen con la llamada “crisis teatral” de 1914, que aparta a Valle de los circuitos comerciales a raíz de su ruptura con las compañías más importantes del país. Las exigencias de los empresarios, el mal gusto de un público corrompido por el melodrama y la “comedia ñoña” son obstáculos infranqueables respecto a su defensa de la honradez artística. Y sin embargo, ni su actitud crítica con los contemporáneos que no entendieron su lenguaje, ni sus principios estéticos consiguen desmentir esa pasión por el teatro. De hecho, fruto de estos años de silencio, Valle saldrá fortalecido y será en la década de los años 20 cuando resurja con una etapa más creativa y revolucionaria que se ve coronada por la creación del esperpento.

Pero hay que remontarse unos años para descubrir dónde arranca su querencia por el género. Primero con su afición juvenil por Echegaray y el Tenorio y, tiempo después, afianzándose al frecuentar los ambientes teatrales madrileños; a lo que se añade su reconocida deuda con Shakespeare y su matrimonio en 1907 con la actriz Josefina Blanco.

Así veremos cómo sus primeras obras nos muestran a un Valle en busca de su propia voz. Desde Cenizas, donde reelabora a modo de collage distintos materiales propios y ajenos y nos traslada la pasión de una mujer casada por un hombre más joven que ella, a El Marqués de Bradomín, que sigue la misma técnica compositiva de la anterior, o El Yermo de las Almas (1908), muy afín a Cenizas pero independiente porque ya evidencia en su forma a un dramaturgo en camino de experimentación formal.

Como hemos señalado, el proceso rupturista de Valle en 1919 tiene sus raíces mucho antes, con la escritura de las dos primeras Comedias bárbaras. ¿Son Águila de Blasón y Romance de Lobos novelas dialogadas? ¿Podríamos considerar Cara de Plata como teatro para leer? En cualquier caso, nos encontramos ante un género sin precedentes, con acotaciones que rezuman poesía y un marcado carácter idealista, cuyo protagonista, don Juan Manuel Montenegro, nos remite al mito de Don Juan y al fatalismo de un mundo que agoniza.

Y tras las Comedias bárbaras concluye el tomo con el teatro poético publicado entre 1910 y 1914, que se inicia con el simbolismo de Cuento de Abril (donde Valle nos traslada hasta el idealismo de una corte medieval), continúa con las tragedias El Embrujado y Voces de Gesta. Para terminar con farsas, como La Marquesa Rosalinda, que marcan la transición hacia unas formas nuevas donde se siente el peso de lo grotesco y la caricatura. El cénit, sin duda, se alcanzará con La Cabeza del Dragón, broche del presente volumen y auténtica bisagra entre el simbolismo y el expresionismo de Valle.

Sobre el autor

Éste que veis aquí, de rostro español y quevedesco, de negra guedeja y luenga barba, soy yo: don Ramón del Valle-Inclán.

Estuvo el comienzo de mi vida lleno de riesgos y azares. Fui hermano converso en un monasterio de cartujos y soldado en tierras de Nueva España. Una vida como la de aquellos segundones hidalgos que se engancharon en los tercios de Italia por buscar lances de amor, de espada y de fortuna (…)

Hoy marchitas ya las juveniles flores y moribundos todos los entusiasmos, divierto penas y desengaños comentando las memorias amables, que empezó a escribir en la emigración mi noble tío el marqués de Bradomín (…) Todos los años, el día de difuntos, mando decir misas por el alma de aquel gran señor, que era feo, católico y sentimental. Cabalmente yo también lo soy y esta semejanza todavía le hace más caro a mi corazón (…)

Así se presentaba Valle-Inclán en 1903 en las páginas de la revista Alma Española. Así comenzaba también a crearse la leyenda que ha ido velando hasta desfigurar, casi borrar, la auténtica personalidad del escritor, que con lucidez afirmaba: Llevo sobre mi rostro cien máscaras de ficción  (…) Acaso mi verdadero gesto no se ha revelado todavía. Acaso no pueda revelarse nunca bajo tantos velos acumulados día a día y  tejidos por todas mis horas (La Lámpara Maravillosa, OC., III)

Otros libros del autor

Autor

ISBN

Nº Páginas

Nº EDICIÓN

Nº Tomo

Preparador

,