Wenceslao Fernández Flórez: Obra esencial 17 de enero de 2022 – Publicado en: Autores Clásicos, Libros – Etiquetas: , , , , ,

En la Biblioteca Castro estrenamos 2022 con un volumen muy especial. Empezamos nuestra actividad editorial de este nuevo año con un tomo que incluye cuatro de las novelas más significativas de Wenceslao Fernández Flórez (A Coruña, 1885-Madrid, 1964), uno de los escritores más prolíficos e incomprensiblemente olvidados de las letras hispanas del siglo xx. 

Los cuatro títulos reunidos en este tomo reflejan la esencia de la larga trayectoria literaria de Wenceslao Fernández Flórez (WFF): Volvoreta, la obra que lo consagró como autor; El secreto de Barba Azul y Las siete columnas, que forman parte, junto con Relato inmoral, de «Las novelas del espino en flor», y El bosque animado, probablemente su mejor libro y sin duda el más popular y perdurable. Estas cuatro historias se han recuperado y anotado a partir de sus primeras versiones impresas, lo que ha permitido restablecer los textos originales en su integridad, sin las supresiones y censuras experimentadas en algunas ediciones posteriores, incluidas las que se recogen en sus Obras Completas (1945-1964). 

Estas Novelas escogidas van precedidas de una extensa introducción de su editor, el periodista Miguel González Somovilla, responsable de la presente edición y autor del prólogo, en el que se ofrecen distintos juicios y análisis sobre la obra y la vida de WFF, una existencia a menudo contradictora y desconcertante. El actor Fernando Fernán Gómez y el periodista Eduardo Haro Tecglen, que reconocieron reiteradamente el talento del escritor gallego, comentaron en distintas ocasiones estas paradojas vitales de Fernández Flórez, un hombre «de derechas, pero con una literatura absolutamente disolvente, de izquierdas, libertaria, antimilitarista, defensora del amor libre…» (La buena memoria, 1997).

Lea el discurso de ingreso en la RAE

Completa el nuevo volumen de la Biblioteca Castro un álbum fotográfico, en el que aparecen las caricaturas que le hizo a Fernández Flórez su amigo de juventud Alfonso Rodríguez Castelao (Rianxo, A Coruña, 1886 – Buenos Aires, Argentina, 1950).  Los dibujos que ilustran las cubiertas de algunas primeras ediciones de las obras de WFF, entre ellas Volvoreta, se deben también a este artista, médico y político, figura de referencia del galleguismo.

Un escritor de superventas

Wenceslao Fernández Flórez, autor de libros superventas en su época, figuró entre los escritores españoles más reconocidos y premiados del primer tercio del siglo xx. Su éxito fue «más obra de lectores que de críticos», según Emilia Pardo Bazán. Estas y otras circunstancias, algunas políticas y otras académicas, favorecieron su olvido. 

Las cuatro novelas incluidas en este ejemplar, transcritas íntegramente, como decíamos antes, a partir de sus primeras ediciones, reflejan su diverso y prolífico quehacer literario. El secreto de Barba Azul (1923) y Las siete columnas (1926) son dos lúcidas e inquietantes sátiras sobre el sentido de la vida y la lucha entre el bien y el mal. Volvoreta (1917) y El bosque animado (1943) ofrecen una visión, tierna y estremecedora a la vez, de la Galicia de hace cien años. 

La vida de Fernández Flórez fue una constante paradoja. Destacado cronista parlamentario —sucedió a Azorín en ABC— y pionero del cine en España, era un dandi conservador que, en sus obras, cuestionaba con ironía la milicia, la iglesia, el caciquismo, la patria. Llevó con seriedad la etiqueta de humorista, que le abrió las puertas de la Real Academia Española (RAE), pero evitaba el chiste fácil: «El humorista no es un clown», recordaba con frecuencia. «El humorismo —escribió en el prólogo de Tragedias de la vida vulgar (1922)— ha de ser la comprensión, un poco bondadosa, del alma humana, con todo lo que hay en ella de dolor y de placer, de virtud y de malicia. Hay una frase, que me parece acertadísima, que llama al humorismo «la sonrisa de una desilusión».

Unas semanas después del ingreso en la RAE de WFF, su paisano Álvaro Cunqueiro le dedicó un elogioso artículo en La Estafeta Literaria

«La lectura de Fernández Flórez es extraordinariamente provechosa; Fernández Flórez es humano, irónico, sencillo y camina con la nostalgia a la espalda; nos vacuna contra el puritanismo y el intelectualismo, y atiende especialmente a la creación y desarrollo de un espíritu libre, humano e ilusionado. (…) Pero nada ni nadie le librará de su melancolía, su escepticismo y su fantasía». 

En el principio fue el ensueño

Esa fantasía a la que alude Cunqueiro, que a veces es más dura y desangelada que la realidad, la utilizó Fernández Flórez para recrear la vida, incluso la suya, con los variopintos colores de la paleta del humor. Tal vez por eso, porque la imaginación sirve de refugio y de consuelo, cuando WFF se preguntó a sí mismo —en una autoentrevista aparecida en La Estafeta Literaria en 1944— por su libro favorito, eligió́ Las mil y una noches: «Cuenta lo que nunca ocurrió́ ni puede ocurrir. Lo releo cuando siento el alma fatigada». Un remedio para mejorar el ánimo, un credo literario que, con palabras más solemnes, proclamó Wenceslao Fernández Flórez en el mencionado ingreso en la RAE, leído el 14 de mayo de 1945, aunque había sido elegido para ocupar la silla S de la corporación una década antes, en 1934: 

«En el principio fue el ensueño, y la sociedad humana va marchando lentamente hacia aquello que ha determinado antes la fantasía. (…) Una novela es el escape de una angustia por la válvula de la fantasía (…). Hacer llorar será siempre más fácil que hacer sonreír. El don de ponerse grave lo tiene cualquiera».

Las cuatro novelas reunidas ahora por la Biblioteca Castro —cada una a su manera— son una buena muestra de ese empeño; del anhelo de felicidad y dicha que impulsa la existencia y la andadura de «cuantos seres moran en las entrañas del mundo», esos que habitan, bajo distintas formas, en El bosque animado, escenario universal del mágico espectáculo la vida.