Valle-Inclán. Tomo II (Narrativa). Reimpresión revisada

Narrativa, II

1. Sonata de Primavera (Memorias del Marqués de Bradomín)
2. Sonata de Estío (Memorias del Marqués de Bradomín)
3. Sonata de Otoño (Memorias del Marqués de Bradomín)
4. Sonata de Invierno (Memorias del Marqués de Bradomín)
Flor de Santidad: Historia milenaria
La Guerra Carlista I. Los Cruzados de la Causa
La Guerra Carlista II. El Resplandor de la Hoguera
La Guerra Carlista III. Gerifaltes de Antaño
Una Tertulia de Antaño
La Media Noche. Visión estelar de un momento de guerra
Un día de guerra (Visión estelar). Segunda parte: En la luz del día
Tirano Banderas. Novela de Tierra Caliente

Sinopsis

Ponemos a disposición del lector la reimpresión revisada del segundo tomo de las Obras Completas de Ramón del Valle–Inclán, en las que se acoge la prosa narrativa y ensayística del escritor escrita entre 1902 y 1926.

Desde la publicación de las Sonatas y Flor de Santidad, las novelas más representativas del Modernismo, hasta la aparición de Tirano Banderas, la obra que ha situado a Valle–Inclán a la altura de nombres tan significativos como James Joyce, Virginia Wolf o Thomas Mann, no han transcurrido simplemente veinte años sino que ha tenido lugar la I Guerra Mundial y la Revolución Rusa. A ello se añade el nacimiento de las vanguardias y la evolución de la narrativa de Valle que desembocará en el esperpento. Un recorrido también ideológico por el que pasará del filocarlismo inicial a posturas más comprometidas con la izquierda.

Las Sonatas suponen la consagración literaria del escritor con un modelo de prosa refinada y preciosista que recoge las memorias galantes del Marqués de Bradomín, uno de sus personajes más emblemáticos que reaparecerá en obras posteriores como si tuviera vida propia. En esta misma línea modernista se encontrará Flor de Santidad, donde aborda la historia de una pastora huérfana y visionaria que cree ser la nueva madre de Dios. Frente a estas primeras obras, La Guerra Carlista se constituirá como una serie bélica de carácter histórico donde apreciamos al Valle más tradicionalista.

La Media Noche, publicada en 1917, implica un punto de inflexión en su universo literario. El año anterior Valle había estado en Francia invitado por el gobierno galo para escribir sobre la guerra. Y lo hará desde una manera innovadora y vanguardista en un cuaderno de bitácora donde registra todo lo que ve y le cuentan, como testigo directo de la Gran Guerra.

Tras un largo paréntesis narrativo, Valle publica en 1926 Tirano Banderas, un nuevo modelo de novela de dictador cuya senda transitarían después nombres tan significativos como Miguel Ángel Asturias, García Márquez o Vargas Llosa. En 1921 había viajado a México y no dudó en mostrar su simpatía hacia el espíritu revolucionario que defendía políticas reformistas, aunque perjudicaran los intereses de la colonia española. Fruto de todas estas vivencias nacerá Tirano Banderas.

Una obra maestra que deslumbra tanto por la riqueza de su lenguaje como por su novedosa composición narrativa. El despotismo y la crueldad gratuita que Santos Banderas ejerce sobre la población de Santa Fe de Tierra Firme serán el motor de la insurrección que terminará por derrocarlo. Una novela donde los rasgos esperpénticos conllevan una profunda carga crítica.

Sobre el autor

Éste que veis aquí, de rostro español y quevedesco, de negra guedeja y luenga barba, soy yo: don Ramón del Valle-Inclán.

Estuvo el comienzo de mi vida lleno de riesgos y azares. Fui hermano converso en un monasterio de cartujos y soldado en tierras de Nueva España. Una vida como la de aquellos segundones hidalgos que se engancharon en los tercios de Italia por buscar lances de amor, de espada y de fortuna (…)

Hoy marchitas ya las juveniles flores y moribundos todos los entusiasmos, divierto penas y desengaños comentando las memorias amables, que empezó a escribir en la emigración mi noble tío el marqués de Bradomín (…) Todos los años, el día de difuntos, mando decir misas por el alma de aquel gran señor, que era feo, católico y sentimental. Cabalmente yo también lo soy y esta semejanza todavía le hace más caro a mi corazón (…)

Así se presentaba Valle-Inclán en 1903 en las páginas de la revista Alma Española. Así comenzaba también a crearse la leyenda que ha ido velando hasta desfigurar, casi borrar, la auténtica personalidad del escritor, que con lucidez afirmaba: Llevo sobre mi rostro cien máscaras de ficción  (…) Acaso mi verdadero gesto no se ha revelado todavía. Acaso no pueda revelarse nunca bajo tantos velos acumulados día a día y  tejidos por todas mis horas (La Lámpara Maravillosa, OC., III)